HOLA AMIGOS


Bienvenidos a mi blog. Este será un sitio dedicado a la raza que me apasiona, el cocker spaniel ingles, y en general a todos los perros, con raza o sin ella. Aquí iré colgando temas relacionados con ellos, con los cocker y todo aquello que me parezca interesante, sobre veterinaria, etología etc...

Encontrarás que algunos artículos sobre el cocker son un poco técnicos, pero la mayoría son para todos los públicos. ¡No te desanimes !



Agradecimiento:

Me gustaría agradecer a todas las personas que nos han ayudado, explicado y aguantado tantas y tantas cosas, y que han hecho que nuestra afición persista.

En especial a Pablo Termes, que nos abrió su casa de par en par y nos regaló jugosas tardes en su porche contando innumerables “batallitas de perros”. Suyas fueron nuestras dos primeras perras y suya es buena parte de culpa de nuestra afición. A Antonio Plaza y Alicia, también por su hospitalidad, su cercanía, y su inestimable ayuda cada vez que la hemos necesitado. También por dejarnos usar sus sementales, casi nada. Y a todos los criadores y propietarios que en algún momento, o en muchos, han respondido a nuestras dudas con amabilidad.

Y, por supuesto, a Rambo, Cibeles y Maripepa, a Chulapa y Chulapita, y a Trufa, como no, y a todos los perros con pedigrí o sin el, con raza o sin ella por ser tan geniales.

Muchas gracias


Te estaré muy agradecido si después me dejas tus impresiones en forma de comentario.

Espero que te guste y que vuelvas pronto.



PARA LA REALIZACIÓN DE ESTE BLOG NINGÚN ANIMAL FUE MALTRATADO




martes, 4 de julio de 2017

NO TE RÍAS DE MÍ POR LLORAR LA MUERTE DE MI PERRO; POR LINDSAY HOLMES (SPANISH & ENGLISH)



"¿Que quieres cancelarlo porque tu perro se ha muerto? Jajajaja".

Unos meses después de que me mudara a Nueva York en 2013 me dieron la noticia de que mi querido yorkie de la infancia, Sapp, había muerto. Yo esa noche había quedado ―mi primera cita desde que vivía la ciudad― y sentí que no podía con ello. La primera frase de este artículo es lo que me llevé como respuesta cuando sugerí al chico de la cita que quedáramos otro día.
La verdad es que al final sí me presenté porque me sentía mal cambiándole los planes (ay, joven Lindsay, cuánto tenías por aprender). Una parte de mí tenía la esperanza de que fuera una buena distracción. Cuando llegué, lo que me encontré fue más condescendencia hacia mis emociones.


Estaba claro que la cosa con ese tío no iba a durar. Pero el impacto que tuvo su actitud despectiva ―que me hizo sentir ridícula por estar triste por mi mascota― sí duró. Y hasta que no pasaron unos meses no llegué a procesar (y a llorar) la muerte de Sapp.
Una simple búsqueda en Google del concepto "pet grief" (o "duelo por la mascota") ofrece millones de resultados (miles en el caso del español), prueba de que muchas personas lloran la pérdida de un animal. El tema incluso ha penetrado en la cultura pop: numerosos libros y películas han explorado lo que ocurre cuando se nos muere un perro, desde los clásicos Fiel amigo y Lassie hasta los actuales Una pareja de tres y Tu mejor amigo.
Aun así, seguimos avergonzándonos por llorar la muerte de nuestro mejor amigo peludo, sobre todo cuando la gente no deja de hacer comentarios insensibles.


Que quede claro: no hay nada frívolo en sentir ese duelo. Es una lección que me hubiera gustado aprender antes. Las mascotas pueden ser tan importantes como miembros de la familia y perderlos puede ser devastador.

Las investigaciones apuntan a que los seres humanos se sienten conectados a sus animales y que ellos sienten también ese vínculo. Así que es lógico que sintamos la magnitud de su pérdida cuando mueren.


"Tenemos que ser más sensibles a la muerte de una mascota y a la pena que conlleva", afirma el experto Dan Reidenberg, director ejecutivo de la organización Suicide Awareness Voices of Education y presidente de la Asociación Americana de Psicoterapia. "Las mascotas pueden estar años en nuestras vidas. Cuando esa compañía constante de repente se va, la pena, además de real, suele ser profunda", explica.
Reidenberg hace hincapié en que para superar esa pérdida el primer paso es reconocer que estás triste. Estos son otros consejos del especialista que también pueden ayudar:

No te pongas una fecha límite de duelo

Deja que el proceso ocurra. "Si te obligas a superarlo rápidamente puede que luego vuelva", argumenta Reidenberg. "Si lo retrasas, puede que luego surja de muchas maneras, como con irritabilidad, falta de concentración, mala calidad en el trabajo o problemas con las relaciones", enumera.


No compares tu pena con la de nadie más

"Si un amigo se recuperó aparentemente en unos días de la pérdida de su mascota, pero en tu caso han pasado dos semanas y sigues llorando esa muerte, no pasa nada", recalca Reidenberg. "Todos somos diferentes en la forma de procesar nuestros sentimientos, así que hay que aceptar nuestro proceso de duelo".

Decide qué hacer con las cosas de tu mascota

Hay gente que prefiere dejar fuera el bebedero y hay otros que prefieren empaquetarlo todo inmediatamente. No hay una forma correcta de actuar. "Lo importante es hacer aquello con lo que te sientas cómodo cuando estás triste", explica Reidenberg.


Guarda una foto de tu mascota

"Porque tu mascota haya muerto no quiere decir que tengas que eliminarla completamente de tu vida", sostiene. Así que no está de más mantener alguna foto de tu perrito en el escritorio o en el móvil.

Busca ayuda si lo necesitas

Hay muchos grupos de apoyo por la muerte de una mascota que pueden ser de ayuda si ves que no consigues superarlo. Si la pérdida empieza a interferir en tu vida diaria, Reidenberg recomienda acudir a un profesional de la salud mental.
Lo importante, señala Reidenberg, es recordar que tus emociones pueden ser inesperadas pero no por ello dejan de ser válidas. Para mí lo fueron, lo aseguro.


Cuando pasé por una ruptura dolorosa, por una gripe larga, cuando sufría ansiedad o simplemente necesitaba compañía, mi perro estaba ahí. Nunca me paré a imaginar un mundo en el que él no estuviera. Al principio me costó procesar esa realidad.
La pérdida de una mascota sigue siendo una pérdida. Y tienes derecho a llorar por ella.


Lindsay Holmes
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano


Don’t Shame Me For Grieving My Dog’s Death

“U want to cancel bc ur dog back home died? Haha.”
A few months after I moved to New York in 2013, I learned that my beloved childhood yorkie, Sapp, passed away. I was supposed to go on a date that night ― my first one ever since moving to the city ― and I felt like I just couldn’t handle it. That was the text I got in response to suggesting we reschedule.
I went on the date because I felt bad inconveniencing him. (Ah, young Lindsay. Still had so much to learn.) Part of me hoped that it would be a good distraction. When I got there, I was met with more condescension about my emotions.
Unsurprisingly, the dude didn’t last. But the impact of his dismissive attitude ― which made me feel like I was ridiculous for being sad over my pet ― did. And it wasn’t until a few months later that I actually processed (and cried) over Sapp being gone.
A simple Google search for “pet grief” yields millions of results, proof that many people mourn the loss of a pet. The theme even permeates pop culture: Books and movies have long explored what happens when our beloved dogs predecease us, from classics like “Old Yeller” and “Lassie” to newer tales like Marley and Me and A Dog’s Purpose.
But people can still report feeling embarrassed for grieving a furry friend, especially when others make insensitive comments.
Let’s make one thing clear: There’s nothing frivolous about being in mourning. It’s a lesson I wish I’d understood then. Pets can be just as important as human family members and losing them can be devastating.
Research suggests that human beings feel connected to their furry friends and they feel bonded to us, too. So it makes sense that we feel the magnitude of their passing when they’re gone.
“We need to be more sensitive to pet loss and the grief surrounding it,” grief expert Dan Reidenberg, executive director of Suicide Awareness Voices of Education and chair of the American Psychotherapy Association, told me. “Pets can be in our lives for years. When that constant companion is all of a sudden gone, the grief is not only real but it can be profound.”
Reidenberg stresses the first step to moving forward from the loss is just acknowledging that you’re grieving. Below are a few other tips he says might also help:

Don’t set a time limit on how long you mourn.

Just let the process happen. “If you push it too fast it may come back down the road,” Reidenberg said. “If you delay it, you may find it coming out in different ways, such as irritability, lack of concentration, poor quality of work or trouble in relationships.”

Don’t compare your grief to someone else’s

“If a friend lost their pet and seemed to get over it in a few days but two weeks into your loss and you are still crying, that’s okay,” Reidenberg said. “We are all different in how we process our feelings so be okay being with your grief process.”

Decide what to do with your pet’s things

Some people want to leave their pet’s water dish out, others want to box it up immediately. There’s no one right way to do it. “What is important is to do what makes you comfortable when you are hurting,” Reidenberg explained.

Keep a photo of your pet around 

“Just because our pets are gone does not mean you have to totally remove them from your life,” he said. That could mean putting up photos of your furry friend on your desk or keeping an image of them as your phone background.

Seek support if necessary

There are pet loss groups that can help if you’re having difficulties coping. If the loss begins to interfere with your everyday life, Reidenberg recommends reaching out to a mental health professional.
The bottom line, Reidenberg says, is to remember that your emotions may be unexpected but they’re still valid. They certainly were for me.
When I went through a painful breakup, had a bad cold, was dealing with anxiety or just needed a companion, my dog was there. I never spent time imagining a world where he wouldn’t be. The reality of that was difficult to process at first.
A loss of a pet is still a loss. And you’re allowed to grieve over it.

Lindsay Holmes